Disfrazarse: un juego bueno para nuestros hijos
¿Princesa, sapo, globo, búho, súper héroe, bombero…? Los disfraces son grandes ventajas para los niños y los padres.
La Asociación Española de Fabricantes de Juguetes (AEFJ) nos recuerda que no es necesario esperar a Carnaval para disfrazarnos y quiere recordarnos que el juego con disfraces cumple una importante labor pedagógica en los ámbitos social, afectivo-emocional, cognitivo y psicomotor.
Cada vez nuestros hijos se disfrazan adquieren de forma inconsciente una serie de conocimientos que serán vitales para su vida adulta. Ya vestidos en su atuendo los niños imaginan, interpratan el rol de otro personaje, introducen normas sociales, entre otras muchas cualidades.
- El disfraz como valor pedagógico
Disfrazarnos sirve como medio para transmitir conocimientos, información y normas a nuestros pequeños. Gracias a este juego estimulamos a los niños a relacionarse y ampliar sus formas de comunicación. Además permite que el niño desarrolle su propia identidad y promueve a que exista una cooperación entre iguales.
En el ámbito afectivo-emocional, los disfraces son excelentes para promover las experiencias, emociones y fantasías.
- Estimualentes de la memoria y la coordinación psicomotriz
Como padres debemos ser conscientes de que cada vez que nuestros hijos se disfrazan estimulamos, muchas veces sin darnos cuenta, su concentración, atención y memoria.
Gracias al disfraz el pequeño puede desarrollar el pensamiento abstracto, estimular su imaginación y creatividad.
¡Así que a disfrazarse y a jugar!
Foto cortesía de weknowmemes.com
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